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miércoles, 20 de enero de 2016

GLUCÓGENO


GLUCÓGENO: COMBUSTIBLE DEL CICLISTA

Habrás oído en muchas ocasiones la palabra “glucógeno”. Palabra que suele asociarse con glucosa y que en numerosas ocasiones habrás leído: ”rellenar los depósitos de combustible”. Ese combustible hace referencia al glucógeno ya que al fin y al cabo es nuestra gasolina cuando queremos ir rápido.

¿QUÉ ES EL GLUCÓGENO?

El glucógeno es la forma en la que se almacena la glucosa a nivel muscular y en el hígado.

Hidratos de Carbono—–Glucosa——Glucógeno

Cuando ingerimos cualquier carbohidrato, la enzima amilasa, que se encuentra en la saliva y es la encargada de descomponer los almidones que contienen los carbohidratos, comienza a trabajar con el fin de reducirlos a azúcares más simples. Por ello es muy importante masticar los alimentos lo más posible. Este proceso se detiene a nivel estomacal (en especial en presencia de proteína y grasa), volviendo a reanudarse el proceso una vez que pasan al intestino delgado.  Una vez en el intestino, la misma enzima amilasa, pero esta vez segregada por el páncreas, sigue descomponiendo los almidones hasta glucosa. Será el momento de ser transportada hasta el hígado a través de la vena porta para su posible almacenaje o utilización.

Glucógeno
Habitualmente
Según circunstancias
HÍGADO
60 a 90 gramos
0 a 150 gramos
MÚSCULO
400 a 600 gramos
200 a 900 gramos


Por cada 100 gramos de músculo no entrenado suele haber 13 gramos de glucógeno, si estás entrenado 32 gramos y cuando has sobrecargado de 35 a 40 gramos. A nivel muscular, los depósitos harán de reserva para ser utilizados al sobrepasar ciertos límites de intensidad.

Será a partir del umbral aeróbico cuando comenzarás a quemar glucosa, pero sin dejar de seguir quemando grasas. A mayor intensidad irá aumentando la proporción de glucosa que consume el músculo en detrimento de los ácidos grasos. Pero esto no quiere decir que dejes de quemar grasa.

En esfuerzos que alcancen el 80 % de la frecuencia cardiaca máxima, los depósitos de glucógeno se agotan muy rápidamente.

Dependiendo del nivel de glucógeno almacenado, entre 1h 30 minutos y 2 horas el vaciado es total.

En una competición o marcha, el consumo de glucosa aumenta considerablemente por lo que los depósitos se agotan con más facilidad.

Una salida donde tienes que realizar tensiones fuertes a nivel muscular, también consume gran cantidad de glucógeno porque se encuentra en gran cantidad en las fibras blancas, que son las que trabajan en casos de fuerza. Si te deshidratas, también se consume más glucosa.

Estos datos son de gran importancia a la hora de saber cuándo puedes comenzar a estar en déficit glucogénico y de este modo no esperar a última hora para ponerte a comer.

A nivel de hígado, los depósitos harán de reserva para mantener un nivel de glucosa en sangre lo más estable posible, tanto a la hora de hacer ejercicio como en caso de estar viendo en casa la televisión, por ejemplo. En los momentos previos a una competición el consumo de glucosa aumenta debido al estado de excitación.

El glucógeno existente en el hígado puede ser transformado en glucosa sanguínea, algo que no puede decir el músculo, ya que su glucógeno sólo podrá ser utilizado para alimentar a las fibras musculares.

Resumiendo, los depósitos del hígado siempre se verán afectados y los musculares sólo en caso de que la frecuencia cardiaca supere ciertos límites de intensidad. Por eso, aunque hayas hecho un entrenamiento regenerativo, siempre debes incluir carbohidratos, como un zumo de frutas azucarado, con el fin de recargar los depósitos hepáticos.