En estos pocos años que tengo practicando
el mountainbike he podido distinguir los errores que cometemos los ciclistas novatos a la
hora de enfrentar fuertes descensos, por ello considere importante explicar según los consejos que me han dado los expertos como enfrentarlos.
Freno trasero
La gran mayoría de los pedaleros
frenan con la rueda trasera y esperan hasta última instancia para frenar, como
si las bicis contaran con ABS. La cuestión es que aún estando en pavimento, a
suficiente velocidad la rueda trasera perderá agarre, y se sentirá como la cola
zigzagea sin control. Sabemos que correr rápido es muy emocionante y un vicio,
pero cuando vas por el cerro El Morro por ejemplo, con peatones y mascotas
cruzándose por el camino, es ciertamente, una imprudencia y una irresponsabilidad.
Las ruedas de MTB no están hechas
para el pavimento, por lo que el agarre es mínimo, así que existe una
desventaja base, razón por la cual siempre llamamos a la prudencia con las
velocidades.
Freno delantero
Hay quienes no usan el freno
delantero, pues creen que al usarlo se caerán de cabeza y la bici sobre ellos.
Y en verdad tiene algo de cierto, pesa más que la física misma en la mente de
los que pedalean.
La verdad es que el freno
delantero es el más importante, especialmente en bajadas (exceptuando bajadas
muy trancadas con raíces de árboles o escaleras) y la supuesta caída de boca
ocurre cuando llevas el cuerpo muy adelante y con frenadas secas bloqueando la
rueda.
Lo que se debe hacer en bajadas
siempre es activar ambos frenos, SIEMPRE. Pero ¿cuánto de cada uno? Se dice que
60% delantero y 40% trasero.
Cómo hacerlo
1. Llevar dedos siempre en
los frenos, listos para activar.
2. Mirar el camino varios metros
adelante, mientras más rápido, más adelante la visión.
3. Bajar el torso, flexionando
codos, retroceder el cuerpo (eventualmente detrás del asiento si la pendiente
es mucha). Esto evita la famosa caída hacia adelante.
4. Frenar sutilmente con ambos
frenos, principalmente delantero. Si no se hace delicadamente, se perderá la
adherencia y el control.
5. Incrementar la presión sobre
los frenos, principalmente el delantero. Al primer ruido de derrapamiento,
bajar la frenada y sostenerla.
6. Seguir maniobrando para evitar
entrar paralelamente a los zurcos, y preferir tomarlos perpendicularmente.
7. Mantener firme manubrio y
pedales, sin quedar muy rígido, de lo contrario en algún bache no se podrá
absorber el impacto y el rebote.
8. Mantener los pies en los
pedales, y pensar que la bici es la única protección contra una colisión o
arrastre de la piel contra un árbol o suelo.
9. En curvas la frenada no es
recomendada, pero de hacerse, debe ser más suave y balanceando el cuerpo para
no salir del camino.
10.En caso de bajadas con arena,
se debe frenar mucho menos, casi nada y mantener la rodadura equilibrando el cuerpo.
El manubrio tenderá fuertemente a
girarse, así que sostenerlo firme es la solución mientras se maniobra.
Y nunca bloquear los frenos,
NUNCA, siempre permitir que la rueda gire. Recuerda que lo único que te proteje
de arrastrarte por el suelo de tierra es la bici.
Haciendo esto, la frenada es más
limpia, suave y controlable, y lo principal, frenarás en menos distancia.
Muchas veces no se alcanza a frenar, por lo que la habilidad de maniobrar
rápidamente balanceando el cuerpo, siempre es necesaria. Esto se puede
practicar en bajadas de tierra suaves y no subestimar el freno delantero, y
usarlo suavemente moviendo el cuerpo hacia atrás cuando la pendiente lo
requiera. Con el tiempo todo esto se convierte en algo natural de hacer, y se
podrá bajar muy rápido con máximo control y frenando a limpio.
